Hoy en día la mayoría de las personas que estudian y practican artes marciales, lo hacen por alguno o varios de los siguientes motivos:

En nuestra cultura nacional, hay muy poco o ningún conocimiento de la función original de las artes marciales japonesas, que se puede resumir en “protegerse y abatir al enemigo”, de ahí que probablemente no se les tenga el respeto y la consideración que se merecen.

En contraste con tiempos pasados, hoy no tenemos una probabilidad muy alta de vernos en una situación de guerra que nos lleve a luchar directa y mortalmente, y si esto sucediera, para algunos, los métodos de las artes marciales son simplemente ridículos cuando hoy existen potentes armas de fuego. Por lo cual, desde este punto de vista, es común la opinión de que éstas son inadecuadas y obsoletas.

Sin embargo, las artes marciales japonesas desarrolladas como Budo (Camino del Guerrero), tienen algo de mucho mayor valor, pero para encontrar ese tesoro, uno no puede saltarse o esquivar el hecho primario pero real de que hay que “protegerse y abatir al enemigo”, ya que es por esa razón, que es necesaria la experiencia del filo de la espada, a través de la cual podemos alcanzar una forma de comprensión más elevada.

Esto no significa desconocer las cualidades y beneficios de la práctica marcial por los diferentes motivos vistos al inicio del presente texto, solo que el Budo surgió para ser desplegado en situaciones donde la propia vida estaba en peligro, y es justamente por esta razón que se diferencia grande y principalmente del deporte, y es ahí donde su verdadero valor puede ser encontrado.

Finalmente, enfatizamos que si uno ignora el quehacer básico de las artes marciales japonesas como Budo, donde la vida y la muerte están puestas en la balanza, entonces uno pierde su gran valor, aunque es correcto practicarlo por los motivos vistos anteriormente, uno no se puede olvidar, de profundizar para comprender su verdadero significado.

Alejandro Estrada
Director Tatsujin Dojo Colombia